miércoles, 30 de diciembre de 2009

CAP 9 "Una noche difícil"

Gofor cubrió su hombro instintivamente cuando penetraron en su tienda los capitanes para avisar la llegada de Alar.

Salio a recibir a su amigo y general, del oeste venia una gran cantidad de infantería y arqueros, al frente llegaba su hombre de máxima confianza, Alar, con el estandarte lockarteniense en alto, ahora solo faltaban los jinetes de Kestor.

Las vendas seguían cubriéndose de sangre, entre los heridos era a todos por igual, los médicos anunciaron entonces que las flechas enemigas estaban envenenadas con absil, una planta de la región oeste de Menhòr, que solía crecer próxima a los grandes cementerios, se decía por esto, que en su sabia se hallaban toda las penas e iras de los muertos.

Los hombres se mostraron preocupados pues dependiendo la fuerza de cada uno dependería su salvación, la absil mataba a niños y ancianos, mujeres e incluso hombres que no estuvieran muy preparados, pero a todos por igual primero les esperaba una noche de locura, trastornos, frío sudor, dolor, lividez, y para Gofor no fue grato hallar entre las cuentas a tantos heridos, al menos por una semana estos hombres serian mera carne débil.

Alar insistió en que los médicos prepararan un calmante con alguna hierba para que el rey pasara esa noche en algún tipo de sueño profundo pero este se negó.

Aquella noche lo gritos comenzaron a cundir por el campamento, Gofor tan solo usando la parte baja de su armadura salio de la tienda con sus vendas ensangrentadas, innumerables fuegos se agitaban entre las tiendas, compañeros y amigos intentaban sujetar por todos los medios a los heridos, algunos se largaban en corridas a una gran velocidad agitando los brazos y gimiendo sin consuelo, otros hablaban sin decir nada, algunos simplemente yacían en el suelo tiritando y murmurando con un horrible color azul en sus rostros.

Gofor camino entre las tiendas haciendo chocar su espada contra su escudo cada vez mas fuerte, una y otra vez, pronto un gran silencio se adueño del campamento, el rey continuo hasta una loma lo suficientemente alta como para que todos pudieran observarlo, allí contemplo a sus pobres hombres, tan jóvenes, tan tristes de abandonar esposas e hijos, hogares calmos y calidos, solo por la ambición de aquellos que no han podido hallar la paz entre sus mentiras.

Parado allí en lo profundo de la noche levanto sus brazos tan alto como la herida le permitió, e incluso un poco mas, y con mas fuerza siguió haciendo chocar espada y escudo, tanto heridos como quienes intentaban calmar todo, miraban al rey en una mezcla de euforia y asombro, aquel gran hombre estaba al mando de sus almas, quien entonces hubiese perdido la fe en el, no podía sentir otra cosa mas que una gran fuerza renovadora surcando sus venas, haciendo estallar en la sangre mil deseos inexpresables, pronto, del silencio surgieron otras espadas, otros escudos, sonando como una manada de rabiosas bestias aproximándose entre las sombras.

Gofor se sentó en una roca, aun en la loma, observando nuevamente a los hombres y aunque su mente intentaba sembrar el terror con rostros deformes y nubes relampagueantes, el rey supo que allí solo estaba su ejército, y supo nuevamente, que eran sus hombres.

El alba recibía a los hombres con un cielo despejado, sonriendo en un color dorado naranja, Gofor entro a su tienda para vestirse, la herida estaba seca y cambiadas una vez mas las vendas podrían partir a la ciudad.

Alar informo que solo dos hombres habían sucumbido aquella noche y ya estaban enterrados, heridos y sanos por igual estaban listos y ansiosos informo este.

El rey salio de rostro al sol, donde con las espadas en alto todos sus hombres lo miraban radiante.

"A Trains, por lo nuestro" grito saltando a su caballo y espoleándolo partió a toda prisa, "A Trains, al fin del mundo, donde Gofor nos lleve, vamos" gritaron los lockartenienses.

Donde fuese, pensó el anciano, casa, a casa los llevaría pero primero debían apagar las amargas llamas que surcaban al reino, luego los llevaría al cielo, a casa, al fin del mundo, donde fuese.

MS

CAP 8 "Lagrimas"

Extendió su mano acariciando las flores que crecían hasta donde a la vista le era posible abarcar, se lleno los pulmones con el delicado aroma de la mañana, los colores del cielo amaneciendo erizaron su pelo, se oían risas en el corredor, niños jugando, el río danzaba cristalino y apacible, rodeándolo, la quietud y una calida brisa tocaban su rostro, en sus manos sujetaba con cariño una pequeña ave que se había posado en su hombro, Kroz se recostó en la suave grama.. y durmió.

Los gritos y el frío le hicieron despertar bruscamente, la luz entraba gris en sus aposentos, se aproximo hasta la ventana, abajo se hallaba su pueblo, sumido en el rencor y la miseria, el cielo miraba triste y oscuro a su rostro, hasta donde abarcaban sus ojos todo era cenizas y lamentos. Esa mañana los guardias oyeron los gritos mas terroríficos y tristes, Kroz bajo con su espada en la mano, y quien antes fuera un rey taciturno y amablemente reservado ahora parecía una fiera golpeada, tomo a un muchacho y poniendo su filo en el cuello de este le pregunto entre lagrimas "donde están mis jardines verdes¿?, donde están los niños alegres¿? donde esta el sol¿?", el muchacho lleno de temor y nervios no contesto mas que balbuceos, Kroz deslizo su espada.

Aquel día muchos murieron tras los pasos del rey, quien a gritos pedía por brisas calidas, ojos azules y sonrisas sin falsedad, al llegar la noche este se desplomo en su trono, frente a los cuerpos sin vida de algunos sirvientes y cortesanos, en aquella habitación ordeno que trajeran a Benetrix, la hija menor del duque Melder, esa noche violo a la joven jurándole que el dolor de él y ella engendraría un pequeño que entendería tan horrible reino.

Unos días luego el rey ordeno la boda y la futura reina ordeno el asesinato de su propio padre.

Kroz jamás pregunto el por que pero en los ojos de la muchacha, esa dulzura que existía se convulsionaba y estallaba, el nunca volvió a tocarla, su hijo nació en el frío invierno.

Una de las hermanas de la reina, al volver de Amanavia y saber de todo lo ocurrió decidió visitarla, luego de saludarse le clavo un puñal en el estomago a Benetrix, los guardias la apresaron y aunque la corte pidió su ejecución, el rey decidió contraer nupcias con ella, para que su hijo tuviera una madre con, espíritu, como le gustaba decir a este.

El esposo de Merald, el marques Bencur fue destripado en las puertas del castillo mientras protestaba que ella no podía casarse con el rey, puesto que ya lo estaba con el, la futura reina pidió que le trajeran la mano de su difunto esposo, la cual guardaría por muchos años en líquidos conservantes junto a su cama.

Los asesinatos comenzaron a ocurrir entre los seis estados de Menhòr con mayor frecuencia, ni al rey ni a su hijo le importo jamás, Kroz de pronto un día dejo de hablar y la reina se hizo cargo hasta que su hijo pudiera tomar el trono.

Cuatro generaciones de terribles hombres, asesinos, violadores, necrófilos, sicóticos, sucedieron entre aquel triste rey y Astartek, el padre de Balduk. El reino era muy parecido a un estado anarquista, las gentes de los poblados respetaban la ley solo cuando las tropas de alguno de los seis estados o las del rey transitaban por sus tierras.

Astartek, quien fue conocido como “el huérfano” pues a los catorce años asesino a su padre y madre mientras estos se hallaban en un orgía, consumado su trono se caso con la hija del duque del estado mas poderoso en Menhòr, este le aseguro al duque seguridad, algo muy preciado en un lugar así, a cambio le solicito ayuda para "comprobar" la lealtad de los demás estados y sus gobernantes, siete años de ríos de sangre y espadas rotas, luego de esto el reino de Astartek estaba seguro, un reino de odio y miseria, los estados ya no se atacaron entre si, los campesinos no volvieron a negar sus cosechas, jamás se volvió a hablar en voz alta.

Balduk heredo el trono a los 15 años cuando su padre fue asesinado por la reina durante una cena y esta, luego, se quito la vida aconsejándole entre lagrimas al príncipe allí presente, que imitara su ejemplo, "este lugar esta maldito" dijo y se arrojo desde la ventana, a la profunda noche.

MS_

martes, 22 de diciembre de 2009

CAP 7 "El bosque de Antil"

Despuntando el alba las fuerzas de Lockart comenzaron nuevamente la marcha, llegar rápidamente a Trains era necesario, aunque la lucha del día anterior no había demandado demasiadas bajas quedaba mucho por hacer y poco tiempo.

El camino se hacia en silencio, solo algunos cuantos iban charlando con su compañero, Gofor sabia que la moral de sus hombres era fuerte, y la fe de ellos en el también, pero se preguntaba cuanto tiempo seria de este modo.

A mediodía divisaron los primeros robles de Antil, gigantescos, omnipotentes, era quizás el bosque mas viejo de Solymhe y nadie lo discutía, lamentablemente era también uno de los lugares mas oscuros de Lockart, especial para los bandidos, aunque Gofor hace tiempo se había hecho cargo de que el lugar fuera seguro para los viajantes y ciudadanos, los tiempos estaban trastornados y todo era diferente, el rey temía no saber que pudiera albergar ahora la espesura de Antil.

Rodearlo hubiera demorado dos días mas, era un paso obligado hacia el norte, hacia Trains, al destino.

Ordeno una formación en dizha, formación militar lockarteniense en forma de “W”, para que fuera cubierto el mayor terreno posible sin perder contacto con los costados y la parte trasera, los arqueros irían al medio y la caballería en el frente.

El paso debía ser ligero, salir de allí enteros y pronto era la orden.

Gofor se mantuvo alerta, todos parecían distraídos, el bosque era hace tanto un simple paso, con una vista tan bella de la grandeza natural, que nadie se preocupaba ya al andar por sus senderos.

Ruidos secos se oyeron y el rey ordeno el alto, todos asumieron posiciones de defensa, la calma inundaba aquel lugar, el sol penetraba débilmente a través de las copas haciendo extrañas siluetas en el suelo, como un sueño de otoño, el suelo estaba mullido por las hojas que este venia a arrancar.

Una brisa calida y secreta rondaba entre las manos, que, como si tuvieran una promesa, se aferraban frenéticas a los mangos de las armas, el sonido vegetal entonces se rompió, ahogado en un discongruente silbido, primero uno, luego decenas, y los hombres de Gofor comenzaron a caer, gritando o en completo silencio, atravesados por oscuras saetas.

"Fuego, a las copas de los árboles" grito el capitán Tsamihe, los arqueros tensaron sus cuerdas, dejando luego volar cientos de flechas, tal como si el cielo estuviera loco, hombres comenzaron a llover, hombres y saetas, de un anciano roble una de estas golpeo en el hombro a Gofor, con esfuerzo se mantuvo en el caballo pues el impulso había intentado derribarlo.

Al cabo de unos minutos de absurdo sonido, solo quedaron los heridos, gimiendo o gritando, según su herida, algunos, compañeros de heridos o peor aun, muertos, comenzaron a rondar las filas enemigas, clavando con ira sus filos en los cuerpos sobrevivientes.

Gofor dejo que esta amarga tarea se cumpliera sin decir nada, podía oír los corazones de sus hombres latiendo con rabia, no solo por la emboscada, sino por la paz rota y la profanación de sus vidas.

Aunque tampoco eran muchas las bajas, si los heridos, Gofor cada vez veía menguar mas su ejercito, que seria de la batalla final pensaba.

Se enterraron a los muertos, sin prisa, con respeto, con tristeza, y se siguió el camino, ya nadie charlaba, algunos quizás ya no tenían a aquel compañero, otros simplemente deseaban hallar a ese endemoniado enemigo. No hubo palabras, nada quedaba por decir.

A la tarde se vio la luz del sol morir, tras el linde trasero del bosque, ahora solo quedaba una noche, antes de hallar Trains, y lo que fuera de ella.


MS

domingo, 20 de diciembre de 2009

CAP 6 "El ultimo abrazo"

Con el sol en alto, cinco mil jinetes estaban listos ya, al cuarto día de la llegada de los mensajeros, diez mil hombres esperaban la salida de su rey.
Tristan miraba con los ojos bien abiertos la armadura de su padre, resplandeciente dorado, la espada con el emblema de la familia, desde aquellas palabras, esos últimos días, ambos se habían vuelto muy unidos pero ya era momento de despedirse.
De los ojos de Gofor caían gruesas lagrimas, Tristan permanecía inmutado, sonaron las trompetas, padre e hijo se abrazaron por un momento, ambos se miraron, el rey aun no alcanzaba a comprender como todo era tan oscuro en las pupilas de su niño, Tendon se detuvo fielmente al lado del pequeño "yo lo cuidare señor, con mi vida", Gofor hizo un gesto con la cabeza, agradeciendo, se coloco su casco y desapareció tras las pesadas puertas principales.
Tristan y Tendon corrieron hasta la torre, allí, el gran contingente podía verse, marchando a pasado ligero, rumbo norte, las esperanzas del pueblo, y según de la nodriza mas vieja de Tristan, las esperanzas de todos los civilizados, se hallaban ahora en las espadas de los lockartenienses.
El capitán mostró al pequeño, el mismo mapa que veían la otra noche los generales, el rey guiaría las tropas hasta mas allá del bosque de Antil, donde se le uniría Alar con tres mil hombres mas y también lo haría Kestor, con novecientos jinetes de los foldes estes, el problema es que Balduk no era un necio, jamás hubiera lanzado un ataque a menos que estuviera realmente seguro de sus tropas, por esto todos coincidían en que debían ser grandes cifras.
Aun así, Gofor se repetía una y otra vez mentalmente, esa era la única opción.
Aquella noche Tristan tuvo pesadillas, los hombres gritaban y morían, el suelo estaba bañado en sangre y partes, los lamentos se elevaban en la oscuridad, aun por sobre el sonido de las espadas, y su padre, con una mirada triste le decía "adiós", mientras por la espalda una sombra silenciosa se aproximaba, Tristan grito enredado entre las sabanas "cuidado" pero era tarde, el cuerpo de Gofor yacía sin vida, junto a miles.
El príncipe despertó, cubierto de sudor y respirando agitadamente, corrió al pasillo, unos pasos se aproximaban, la luz de una vela pronto comenzó a hacer eco en las paredes, el niño se pego a la pared, esperando, ese seria su padre, que venia victorioso, a descansar junto a el.
Al doblar el recodo Tendon hallo a su príncipe, pálido y agazapado en el suelo, traía una carta del frente, quiso meter al niño al cuarto pero este se rehusó, no tuvo mas opción que leerle en el pasillo aquellas líneas.
"Querido hijo, la primer batalla ha sido en nuestro favor, me abstengo de decir que hemos obtenido una victoria pues si vieras el reino de muerte que es esto, que antes era un campo tan hermoso, entenderías... me hallo intacto, el general Martiremo ha muerto a mis manos y sus tropas se han desbandado, envié jinetes por ellos, mañana continuaremos hacia Trains, temo mi pequeño, pues este era el menor de los ejércitos de Balduk y sin embargo eran apenas unos pocos menos que nosotros, queda poco para que entres a la academia, adiós hijo".
Luego Tendon plegó la hoja y se la entrego al niño, que ahora se hallaba nuevamente de pie y sereno.

Mas tarde en cama, ya durmiendo, la pesadilla volvió, y esta vez la sombra tenía rostro: Kestor.

MS

jueves, 17 de diciembre de 2009

CAP 5 "Una sombra en el horizonte"

Esa misma noche, Tristan permaneció sentado en la ventana de la habitación donde los poderosos del reino gritaban, callaban, se miraban unos a otros, con temor, con envidia, pero más que nada, conscientes del peligro.
El rey también callaba, aquellos generales, duques, administradores y capitanes parecían sordos hablando en realidad, solos, el general Alar proponía una ofensiva fuerte, eso significaba llevar todas las tropas del reino a un cruento enfrentamiento en las fronteras, y posiblemente, dada la traición de Umbaur, más allá.
El general del este, Kestor quería fortificar las 5 ciudades principales, lo que para Alar era cobarde y demandaría demasiado tiempo, cosa que no tenían, aparte de poco serviría pues las ciudades de Anatola y Mirren también eran importantes, de ellas venia el mayor trafico marítimo, y Balduk no dudaría en destruirlas viendo que solas han quedado.
El duque Gillian, embajador de Lockart, instaba a una alianza con Amanavia y Grexa, junta a Termiox acabarían con las fuerzas de Balduk y Umbaur, entonces seguirían hasta Menhòr con las tropas Amanevas para exterminar de una ves a aquel pueblo maldito.
Entonces Gofor hablo por primera vez en la reunión, "no somos asesinos, no somos barbaros, solo deseo que mi gente no sufra y que la paz vuelva a Solymhe, mi corazón es blanco, nadie será aniquilado, defenderemos lo que es nuestro".
Entre miradas reprochativas y algunos vítores, casi todos de los hombres de armas, Gofor extendió un mapa, Trains posiblemente estaba bajo asedio, la respuesta de Grexa significaba que con ellos no habría guerra, pero tampoco alianza alguna, aquella tarde había partido el buque de Mrofin, con el abordo, aun rojo, tanto que los guardias bromeaban sobre que en la oscuridad se lo vería brillar, eso significaba también, que Amanavia entraría en guerra con Ihste, lo cual también dejaba a estos fuera de cualquier ayuda.
Una guerra se había desatado en Solymhe, y ocupaba a todos sus reinos, "la gran guerra" abría sus garras sobre las cabezas de los hombres.
En aquel momento unos golpes suaves sonaron en la puerta, Alar se apresuro a abrir, en la habitación entro un muchacho de ojos oscuros, vestido con andrajos, alto y delgado, a pesar de su vestimenta tenía un porte majestuoso, noble, mucho más de lo que tenían algunos allí presentes, el muchacho susurro unas palabras al oído de Alar y sin hacer el menor ruido se perdió nuevamente tras la puerta.
El general se quedo unos segundos quieto, petrificado, entonces se giro y mirando al suelo dijo, "Umbaur no es ningún traidor, son los colmillos venenosos de Balduk, los que han llevado a su hijo mayor Ankheet, a matar a su padre y a tres de sus hermanos, es él quien ha declarado la guerra a Termiox y es él quien ha permitido el paso por sus tierras a los Menhori"
Aunque las cosas ahora tenían mas sentido para Gofor, realmente no importaban, lamentaría la pérdida de un querido amigo luego, cuando toda la miseria por venir hubiera sido expulsada.
No había otra posibilidad. La ofensiva seria más tarde, el mejor y único modo de frenar a las huestes del nigromante, aunque ahora pareciera un simple suicidio.
Más tarde todos habían partido con sus ordenes claras, solo quedaban Tristan y su padre en la habitación, este miro al pequeño, que aun se mantenía en la ventana, mirando hacia el horizonte y con tono tembloroso le pregunto "crees que he hecho lo correcto¿?", el niño lo miro, sus finos labios se entreabrieron dulcemente, "una sombra se cierne sobre el horizonte, nuestra es la luz, tuya la obligación de iluminar", Gofor sin saber por qué, comenzó a llorar.

MS

jueves, 10 de diciembre de 2009

CAP 4 "Viejos rencores"

La tarde del segundo día del primer mes de otoño, Tristan vio alejarse dos mensajeros, por un momento en la misma dirección, pero llegando al bosque de Antil sus caminos bifurcaron, uno prosiguió al norte, otro giro a la derecha.
Un tercer mensajero salió horas luego, el príncipe lo vio correr hacia la costa para luego comenzar a bordearla.
Por aquellas semanas se encontraba en el palacio, el embajador de Ihste, Mrofin, algunos problemas estaban surgiendo entre Thesha y Mommtor a causa de barcos mercantes atacados por piratas, que ondeaban los colores de Amanavia, Gofor intervendría como mediador, pero de no arreglarse el asunto los barcos de Ihste dejarían de comerciar con el reino de Mommtor.
Gofor pensó por un momento para sus adentros que de perder el comercio marítimo sus ciudades pasarían épocas duras, podía imaginar lo mismo para Mommtor, y las cosas solo estaban tomando peor curso ya que el embajador de Amanavia no se presentaba y en el plazo estipulado quedaban tan solo tres días.
Tres días, en ese mismo lapso tendrían también que llegar los mensajeros enviados a Grexa y Etluquis, Tristan percibía la creciente ansiedad en su padre, todos parecían presa de algún extraño ritmo que los hacía enojar ante cualquier cosa, y el rey sabia que cuando son soberanos poderosos quienes se molestan la muerte se avecina.
La mañana del tercer día, Gofor se mantenía en la torre, junto a los guardias, esperando, con los puños cerrados, largas horas paso en esta pose, hasta que en la lejanía, por la derecha una silueta pequeña comenzó a crecer en forma.
Mientras bajaba las escaleras, el rey oyó a un guardia gritando que del mar se acercaba otro mensajero.
Gofor los aguardo en la sala principal, a los márgenes de la gran habitación se mantenían en completo silencio cortesanos, nobles, hombres de estado, mujeres, sirvientes y el pequeño Tristan, mirando a todos.
Las puertas se abrieron, tras ella se hallaban los mensajeros que primero habian salido, se aproximaron con solemnidad hasta el rey, haciendo una reverencia, para luego permanecer en cuclillas.
Gofor los insto a que transmitieran las respuestas de Umbaur y Termiox, los muchachos se miraron un momento, como temiendo dar una noticia fuera de orden. Finalmente, quien había ido hacia Grexa hablo, sus palabras resonaron en la cámara, "Termiox te aconseja, ho señor, que te ocupes de tus asuntos, que los Grexanos son más que capaces de mantener a raya un par de perros del desierto" los ojos del rey casi salían de sus cuencas, no por ira, sino por lo que significaba una respuesta así, pero el muchacho aun no había acabado y agrego, "dice que tengas cuidado, quien supones es tu amigo, solo está esperando el momento para derrumbar tu precioso reino bajo el fuego, las tropas de Menhòr tienen vía libre por el reino de Etluquis, y se dirigen a tu reino, adiós, viejo rey, y suerte".
Tras las últimas palabras el muchacho volvió a acuclillarse, mirando el suelo, en ese momento hablo el siguiente mensajero, "señor, he ido hasta el castillo de Mommtor, y en el se hallaba aun el embajador, cuando inquirí sobre el tiempo que demoraría en llegar a nuestra ciudad me dijo que posiblemente siglos, al menos mientras se tratara para hablar con.." y callo, dirigió una mirada atemorizada hacia Mrofin, "mientras fuese para hablar con, esa estúpida sirena y sus lacayos, que tienen suerte de no ser destruidos por la poderosa mano de Amanavia ante la acusación tan vil de piratería".
Mrofin, se levanto con el rostro enrojecido, sin pronunciar palabra, y a las zancadas se alejo por el corredor, Gofor se derrumbo en su trono, todos callaban, nadie se movió, salvo los mensajeros que fueron permitidos para retirarse, en aquel agobiante momento, se oyó el grito de un guardia, pasos presurosos, y tras algunos minutos de expectación, llegaron dos soldados, cargando a un joven con el emblema de mensajero, el muchacho que había partido al norte, volvía cubierto de heridas y golpes, semiconsciente, y en voz queda dijo "Etluquis te saluda, ho futuro muerto, de la mano de Balduk, tus días han comenzado a contarse".
El silencio fue total.

MS.

CAP 3 "Palabras mudas"

Tristan cumplió los seis años en el más profundo de los silencios, tal como si no hubieran palabras suficientes para expresar la pena.
Su padre pasaba largas noches acompañando a su hijo, pero siempre, sin decir nada. Ambos parecían compartir un secreto que solo ellos sabían y a la misma vez solo ellos desconocían.
Tristan crecía como un niño sano, su cabello castaño era completamente rebelde y ante las miradas ceñudas que producían las largas horas donde sus nodrizas lo intentaban peinar, finalmente habían decidido dejar al príncipe arreglarse a gusto propio.
Su mano derecha permanecía muchas veces oculta a la mirada de los extraños, la uña alcanzaba los 5 centímetros y parecía irrompible, su superficie oscura también parecía crecer, casi hasta el punto de reflejar.
Era reservado, no jugaba con los otros niños, solo parecía entretenerse observando las practicas de los caballeros.
Tendon, el capitán a cargo de la guardia real, era quizás lo más cercano que el pequeño tenia a un amigo, algunas tardes el hombre le enseñaba las artes del ataque y la defensa, Tristan parecía tener un dominio nato de la espada, tanto que una vez, durante la cena, Tendon le sugirió a su majestad el ingreso del pequeño en la academia, antes de que cumpliese los obligatorios doce años.
La corte entre risas, y algunos murmullos de escándalo, hicieron notar lo imposible de que un pequeño de tan solo seis años compitiera en fuerza y agilidad con otros mayores, pero para sorpresa de todos, el rey callaba, pensativo.
Esa noche le dijo a Tristan, que cuando cumpliera siete años lo dejaría entrar en la academia, esa noche, por primera vez, una sonrisa pareció dibujarse en el pequeño rostro.
La siguiente mañana, mientras las primeras hojas eran arrancadas por el otoño, llego un mensajero de Trains, una de las ciudades en la frontera con Etluquis y Grexa, el mensajero entrego una carta redactada aprisa en tinta azul en un pergamino dañado por el fuego.
En su interior solo cuatro palabras podían leerse "Ha iniciado la guerra".

MS.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

CAP 2 "Rosas y perdón"

Al reino llegaron los reyes de los países vecinos, menos el de la tierra de Menhòr, Balduk el nigromante. Viejo enemigo de Gofor, quien se mantenía en paz solo por temor al gran ejercito de los lockartenienses.
El rey de Amanavia fue el primero en llegar, viejo pero aun muy enérgico, saludo al viudo y a su pequeño de tan solo una semana de vida. Luego llegaron los soberanos de Etluquis, Grexa e Ihste.
Cada cual trajo un presente para ser enterrado con el cuerpo de la reina. En orden de llegada los dejaron al pie de la bella tumba de mármol y lagrimas.
Mommtor "el gris", rey de Amanavia, obsequio un corazón de tigre bañado en plata y dijo: -"porque el tuyo ha dejado de latir, este te hará compañía feroz señora"-
Umbaur, soberano del gran desierto del norte, se adelanto en silencio y dejo al lado del plateado corazón un reloj de arena tallado en ébano. Lo giro, y la arena, antes blanca, se convirtió a mil colores danzantes. Dijo: -"porque el tiempo te ha dado esta amargura, deja que las arenas lo imiten y te maravillen"-
Termiox, un muchacho de rubios cabellos, camino con paso elegante y con hermoso cuidado dejo un busto, perfecta representación de la reina lockarteniense, y en suave suspiro recito: -"porque nuestros cuerpos envejecen y pierden la belleza de la hora joven, para que siempre te veas tan bella como ahora"
Por último, del reino del mar, la soberana Thesha dejo entre las cosas una gran perla que cambiaba de forma dependiendo de donde se viera pero al tacto era completamente ovalada. Con una voz dura como el rugir del agua dijo: -" porque como gran señora todos veían en ti algo diferente dependiendo cuanto te conocieran, en el fondo eras solo amor, adiós bella amiga"
El ultimo regalo seria de Gofor, pero lo daría en privado, esa noche antes de que fuese llevada a su última morada.
Los coros de sacros cantantes comenzaron a sonar en el reino, llantos acompañaron con dulce melodía. La noche era día.
Llego la hora del adiós de los esposos, Gofor saco de su bolsillo un mechón de cabello: -"fue tu primer regalo, será mi último"
La beso tiernamente en los labios y acompaño el féretro hasta el lugar eterno. Tristan descansaba en los brazos de Imerel, su tía.

MS.

CAP 1 "Tristan, el principe"

La última semana de invierno, la reina entre gritos y lágrimas de alegría dio a luz a un pequeño varón, su primer hijo.
El reino de Lockart se bañaba en ruido de campanas y risas, el príncipe había nacido. La tarde recibió con gozo a los niños danzantes, los magos se aproximaron al palacio a dar sus bendiciones, juglares y escupe-fuegos divertían a la gente en las calles, mientras los caballeros peleaban amistosamente por decidir quien seria el protector de su nuevo señor.
El rey tuvo en brazos a su hijo, y al ver en sus pequeños ojos, sintió algo de tristeza, su corazón susurro un secreto que no alcanzo a oír.
Mientras tanto su esposa, la reina, aun era atendida por las parteras del palacio, había quedado extenuada y lagrimas de color rojo no cesaban de manar de su vientre. Como con el día había llegado la vida con la noche la muerte asomo su desfigurado rostro pálido, la reina yacía sin vida ante la desorbitada mirada de su esposo y su recién nacido.
El rey sintió que la ira invadía su cuerpo, ese niño había llevado la muerte hasta su alcoba, pero en sus ojos noto el dolor, como si de alguna forma el pequeño ya supiese de su culpa, lo abrazo dulcemente.
Camino hacia el balcón principal, abrió las hermosas puertas de roble y plata, la gente abajo esperaba a su nuevo señor. El rey, con su primer y único hijo, aun en brazos exclamo: -!He aquí al príncipe de Lockart, !Tristan¡¡-
Gofor, la majestad de esas tierras, lloro toda la noche a su amada, con su pequeño al lado, quien aun no había prorrumpido ningún sonido, ni risa ni llanto, solo miraba con especial atención el rostro de su madre, quizás para jamás olvidarlo.
Estando en sus brazos algo llamo la atención del rey, en la diminuta mano de su hijo algo resplandecía, algo jugaba con las sombras de la habitación. Cuando encendió una vela, la mano del príncipe dejo relucir, en su pequeño dedo meñique una uña larga y negra como onix pulido.
Su padre sonrió, tantos malos presagios y aun así sentía que su hijo lo comprendía en su dolor.
El sabio doctor de la corte le dijo a su majestad: -"la reina tomo una decisión muy difícil mi señor, ella y el niño sabían que solo uno podría sobrevivir al nacimiento, ella decidió por ambos, fue un sacrificio de amor"-
Con el corazón roto, las invitaciones fueron enviadas a todos los reinos de Solymhe, el primer día del primer mes de primavera seria el ultimo adiós a la hermosa reina.

MS.