martes, 22 de diciembre de 2009

CAP 7 "El bosque de Antil"

Despuntando el alba las fuerzas de Lockart comenzaron nuevamente la marcha, llegar rápidamente a Trains era necesario, aunque la lucha del día anterior no había demandado demasiadas bajas quedaba mucho por hacer y poco tiempo.

El camino se hacia en silencio, solo algunos cuantos iban charlando con su compañero, Gofor sabia que la moral de sus hombres era fuerte, y la fe de ellos en el también, pero se preguntaba cuanto tiempo seria de este modo.

A mediodía divisaron los primeros robles de Antil, gigantescos, omnipotentes, era quizás el bosque mas viejo de Solymhe y nadie lo discutía, lamentablemente era también uno de los lugares mas oscuros de Lockart, especial para los bandidos, aunque Gofor hace tiempo se había hecho cargo de que el lugar fuera seguro para los viajantes y ciudadanos, los tiempos estaban trastornados y todo era diferente, el rey temía no saber que pudiera albergar ahora la espesura de Antil.

Rodearlo hubiera demorado dos días mas, era un paso obligado hacia el norte, hacia Trains, al destino.

Ordeno una formación en dizha, formación militar lockarteniense en forma de “W”, para que fuera cubierto el mayor terreno posible sin perder contacto con los costados y la parte trasera, los arqueros irían al medio y la caballería en el frente.

El paso debía ser ligero, salir de allí enteros y pronto era la orden.

Gofor se mantuvo alerta, todos parecían distraídos, el bosque era hace tanto un simple paso, con una vista tan bella de la grandeza natural, que nadie se preocupaba ya al andar por sus senderos.

Ruidos secos se oyeron y el rey ordeno el alto, todos asumieron posiciones de defensa, la calma inundaba aquel lugar, el sol penetraba débilmente a través de las copas haciendo extrañas siluetas en el suelo, como un sueño de otoño, el suelo estaba mullido por las hojas que este venia a arrancar.

Una brisa calida y secreta rondaba entre las manos, que, como si tuvieran una promesa, se aferraban frenéticas a los mangos de las armas, el sonido vegetal entonces se rompió, ahogado en un discongruente silbido, primero uno, luego decenas, y los hombres de Gofor comenzaron a caer, gritando o en completo silencio, atravesados por oscuras saetas.

"Fuego, a las copas de los árboles" grito el capitán Tsamihe, los arqueros tensaron sus cuerdas, dejando luego volar cientos de flechas, tal como si el cielo estuviera loco, hombres comenzaron a llover, hombres y saetas, de un anciano roble una de estas golpeo en el hombro a Gofor, con esfuerzo se mantuvo en el caballo pues el impulso había intentado derribarlo.

Al cabo de unos minutos de absurdo sonido, solo quedaron los heridos, gimiendo o gritando, según su herida, algunos, compañeros de heridos o peor aun, muertos, comenzaron a rondar las filas enemigas, clavando con ira sus filos en los cuerpos sobrevivientes.

Gofor dejo que esta amarga tarea se cumpliera sin decir nada, podía oír los corazones de sus hombres latiendo con rabia, no solo por la emboscada, sino por la paz rota y la profanación de sus vidas.

Aunque tampoco eran muchas las bajas, si los heridos, Gofor cada vez veía menguar mas su ejercito, que seria de la batalla final pensaba.

Se enterraron a los muertos, sin prisa, con respeto, con tristeza, y se siguió el camino, ya nadie charlaba, algunos quizás ya no tenían a aquel compañero, otros simplemente deseaban hallar a ese endemoniado enemigo. No hubo palabras, nada quedaba por decir.

A la tarde se vio la luz del sol morir, tras el linde trasero del bosque, ahora solo quedaba una noche, antes de hallar Trains, y lo que fuera de ella.


MS

1 comentario:

  1. hola una historia que engancha, un abrazo FELIZ NAVIDAD Y PROPERO AÑO 2010, MUACKK

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